Temas Varios
Esta semana en el mundo católico se conmemora la Semana Santa. Unos días en los cuales la gran mayoría de personas, al menos en Colombia, anhela con ansias para tomar un descanso de la rutina laboral y/o escolar. En mi caso particular, estuve pasando los días en casa para recuperarme de un resfriado terrible, aunque ahora que lo pienso...solo estornudé en 5 días unas 8 veces...¿Tal vez habrá sido un nuevo virus liberado por alguna multinacional farmacéutica para vendernos después la vacuna? Jajaja...En fin, dejando a un lado las ideas de las conspiraciones, a lo que voy es que traté, y lo logré, sacar algunas horas en esta semana para reflexionar.
Sí, reflexioné, porque aunque a todos nos exhortan a hacerlo, muchos no pasan de disertaciones como: "¿será que en ese hotel si hay piscina?", "¿será que pedimos cerveza o tomamos whisky?", entre otras, quise pensar un poco más allá de la religión (tema controversial como la política), y analizar a lo que somos como humanos, o bueno, eso que creemos de ser humanos.
Sin lugar a dudas, en primer lugar, esta semana parte de la religión, y su objetivo es recordar el padecimiento que sufrió Jesus antes de morir y resucitar y subir al cielo. Si por un momento pensáramos que no era Jesus, sino cualquiera, con el hecho de saber que en pocos días lo van a matar y no puede hacer nada para evitarlo (aunque si lo hizo temporalmente en "La última tentación de Cristo" de Nikos Kazantzakis), es algo que produce estupor. Realmente, por mas desprendidos y escépticos que podamos llegar a sentirnos, la muerte no deja de ser algo que aun en plena época del Internet y la tecnología de consumo, nos remueva lo mas profundo del ser y produzca temor. Temor a dejar de sentir, temor a sufrir, temor a padecer, temor a extrañar, temor a lo que no se sabe pueda estar en el "más allá". En esta actualidad indolente y quizá inhumana, la conciencia del miedo a la muerte es de las pocas cosas que aun nos mantiene en contacto con el hecho de ser humanos.
Siguiendo por ahi, desafortunadamente, las noticias (que nunca veo por televisión, aun soy fanático del radio y ahora los podcast jejeje) nos trajeron para el mundo el acto deliberado de suicidio y homicidio del piloto alemán Andreas Lubitz. Ahora que está muerto, todos han volcado su atención para juzgar y tratar de entender porqué decidió estrellar el avión y las entidades aeronáuticas del mundo están buscando y definiendo nuevas políticas de seguridad para evitar posibles eventos similares en el futuro. Obviamente, no justifico al señor Lubitz, porque no es agradable pensar que vas de viaje a no se, encontrarte con tu familia o amigos que no ves en años y en pleno vuelo por una decisión ajena morir, pero tal vez, me atrevería a pensar, y siendo muy atrevido, cuantos problemas de atención y falta de afecto no tendría el piloto. Tal vez parezca muy romántico en mi pensamiento, pero mas allá de los exámenes de demencia o diagnósticos científicos, somos humanos y cualquier día a cualquier hora o por una acumulación de eventos pasados recientes o lejanos, nos embarga alguna emoción que se convierte en idea y termina en un hecho lamentable. Quizá el señor Lubitz no tuvo alguien que le tomara la mano y lo abrazara antes de salir de su casa, quizá se peleó con su novia o con su mascota si las tuviese, quizá nunca fue lo que sus padres querían, quizá no tenia la vida que realmente soñaba. Pueden ser todas o ningunas, finalmente, hubo cientos de muertos y un solo responsable de hecho, pero tal vez muchos responsables de entorno.
Finalmente, y dejando a un lado las muertes, mas bien termino hablando de una lectura que hice del gran Borges de "Historia de la Eternidad" en sus dos primeros capítulos. No resumiré aquí lo que leí, sino mas bien me limitaré a pensar en el hecho que la actualidad ha dejado de producir filósofos natos para producir una serie de conferencistas en ideas de la "nueva era". ¿Qué hubiera pensado Aristóteles de Osho? ¿Que diría Rousseau de Chopra? ¿Y que comentaría Nietzsche de Coelho? Tal vez los asesinarían con sendos argumentos y quizá fisicamente, para ver si dejan de producir en serie las frases "iluminadas" que le dan a las masas y se limitan a decir lo que quieren oír para sentirse identificados. Es triste ver que pensadores y filósofos ilustres ya no quedan sino en los libros, que ahora las preocupaciones del ser humano se limitan a debatir sobre la bolsa de valores, las pasarelas de la moda, los encuentros deportivos, los programas de televisión, las necesidades de los mercados y el dinero. Tal vez alguien pueda decir que discutir sobre el alma o el tiempo o la eternidad es algo que ya fue superado por el hombre, y que ahora debemos centrar la atención en el espacio y la tecnología. Tal vez alguien pueda decir que quienes se dedicaron a pensar hace siglos o milenios sobre la vida y el ser no eran mas que una partida de desocupados en lugar de estar haciendo algo realmente útil. Tal vez yo me sienta en el lugar equivocado al pensar en el alma, en el tiempo, en la eternidad, en el ser, en el pensamiento, tal vez no tenga la razón o tal vez si, igual no la quiero tener, solamente aun prefiero ver y pensar las cosas un poco más allá del molde que nos han colocado para vivir.
Queda un día para terminar la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, y más allá de las ideas y convicciones de credo, seria muy interesante que resucitara en cada persona la importancia de cultivar mas su interior, que su exterior, de doblegar el ego y levantar la cooperación. Todos tienen y tenemos padres, abuelos, hermanos, hijos, sobrinos, primos, tíos, amigos, alguien a quien le podemos dar algo valioso de nosotros, y que eso sea el tiempo y no el dinero.
Sí, reflexioné, porque aunque a todos nos exhortan a hacerlo, muchos no pasan de disertaciones como: "¿será que en ese hotel si hay piscina?", "¿será que pedimos cerveza o tomamos whisky?", entre otras, quise pensar un poco más allá de la religión (tema controversial como la política), y analizar a lo que somos como humanos, o bueno, eso que creemos de ser humanos.
Sin lugar a dudas, en primer lugar, esta semana parte de la religión, y su objetivo es recordar el padecimiento que sufrió Jesus antes de morir y resucitar y subir al cielo. Si por un momento pensáramos que no era Jesus, sino cualquiera, con el hecho de saber que en pocos días lo van a matar y no puede hacer nada para evitarlo (aunque si lo hizo temporalmente en "La última tentación de Cristo" de Nikos Kazantzakis), es algo que produce estupor. Realmente, por mas desprendidos y escépticos que podamos llegar a sentirnos, la muerte no deja de ser algo que aun en plena época del Internet y la tecnología de consumo, nos remueva lo mas profundo del ser y produzca temor. Temor a dejar de sentir, temor a sufrir, temor a padecer, temor a extrañar, temor a lo que no se sabe pueda estar en el "más allá". En esta actualidad indolente y quizá inhumana, la conciencia del miedo a la muerte es de las pocas cosas que aun nos mantiene en contacto con el hecho de ser humanos.
Siguiendo por ahi, desafortunadamente, las noticias (que nunca veo por televisión, aun soy fanático del radio y ahora los podcast jejeje) nos trajeron para el mundo el acto deliberado de suicidio y homicidio del piloto alemán Andreas Lubitz. Ahora que está muerto, todos han volcado su atención para juzgar y tratar de entender porqué decidió estrellar el avión y las entidades aeronáuticas del mundo están buscando y definiendo nuevas políticas de seguridad para evitar posibles eventos similares en el futuro. Obviamente, no justifico al señor Lubitz, porque no es agradable pensar que vas de viaje a no se, encontrarte con tu familia o amigos que no ves en años y en pleno vuelo por una decisión ajena morir, pero tal vez, me atrevería a pensar, y siendo muy atrevido, cuantos problemas de atención y falta de afecto no tendría el piloto. Tal vez parezca muy romántico en mi pensamiento, pero mas allá de los exámenes de demencia o diagnósticos científicos, somos humanos y cualquier día a cualquier hora o por una acumulación de eventos pasados recientes o lejanos, nos embarga alguna emoción que se convierte en idea y termina en un hecho lamentable. Quizá el señor Lubitz no tuvo alguien que le tomara la mano y lo abrazara antes de salir de su casa, quizá se peleó con su novia o con su mascota si las tuviese, quizá nunca fue lo que sus padres querían, quizá no tenia la vida que realmente soñaba. Pueden ser todas o ningunas, finalmente, hubo cientos de muertos y un solo responsable de hecho, pero tal vez muchos responsables de entorno.
Finalmente, y dejando a un lado las muertes, mas bien termino hablando de una lectura que hice del gran Borges de "Historia de la Eternidad" en sus dos primeros capítulos. No resumiré aquí lo que leí, sino mas bien me limitaré a pensar en el hecho que la actualidad ha dejado de producir filósofos natos para producir una serie de conferencistas en ideas de la "nueva era". ¿Qué hubiera pensado Aristóteles de Osho? ¿Que diría Rousseau de Chopra? ¿Y que comentaría Nietzsche de Coelho? Tal vez los asesinarían con sendos argumentos y quizá fisicamente, para ver si dejan de producir en serie las frases "iluminadas" que le dan a las masas y se limitan a decir lo que quieren oír para sentirse identificados. Es triste ver que pensadores y filósofos ilustres ya no quedan sino en los libros, que ahora las preocupaciones del ser humano se limitan a debatir sobre la bolsa de valores, las pasarelas de la moda, los encuentros deportivos, los programas de televisión, las necesidades de los mercados y el dinero. Tal vez alguien pueda decir que discutir sobre el alma o el tiempo o la eternidad es algo que ya fue superado por el hombre, y que ahora debemos centrar la atención en el espacio y la tecnología. Tal vez alguien pueda decir que quienes se dedicaron a pensar hace siglos o milenios sobre la vida y el ser no eran mas que una partida de desocupados en lugar de estar haciendo algo realmente útil. Tal vez yo me sienta en el lugar equivocado al pensar en el alma, en el tiempo, en la eternidad, en el ser, en el pensamiento, tal vez no tenga la razón o tal vez si, igual no la quiero tener, solamente aun prefiero ver y pensar las cosas un poco más allá del molde que nos han colocado para vivir.
Queda un día para terminar la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, y más allá de las ideas y convicciones de credo, seria muy interesante que resucitara en cada persona la importancia de cultivar mas su interior, que su exterior, de doblegar el ego y levantar la cooperación. Todos tienen y tenemos padres, abuelos, hermanos, hijos, sobrinos, primos, tíos, amigos, alguien a quien le podemos dar algo valioso de nosotros, y que eso sea el tiempo y no el dinero.
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